Este proyecto, renueva una edificación existente para conseguir los mejores resultados con la mínima inversión en un espacio pequeño, de 30 metros cuadrados aproximados.
Utilizamos adobes, yeso-paja, y muchos muchos materiales de segunda mano complementados para trabajar entre si de la manera más eficiente.
Se colocaron unas hiladas de adobes en la única fachada exterior del espacio. Se dispuso en la cara interior de la fachada, para permitir acumular mediante la inercia térmica del material. Ya que al quedar diáfano el espacio nos permitía mantener una temperatura más constante amortiguando los bajos picos de temperaturas en las noches de invierno.
Encontramos en una pagina de anuncios de segunda mano, 3 ventanas de aluminio con doble vidrio y persiana por 150 €, por lo que aunque buscamos de madera natural, nos decantamos por esta opción.
La capa de solado pre-existente era hormigón, por lo que ya era un paramento sin permeabilidad. Esto influyó mucho y descartamos la utilización de aislamientos ecológicos, ya que precisan de transpirablilidad para su correcto mantenimiento.
Conseguimos una partida de arlita que había sobrado de una obra y se utilizó como aislamiento en el suelo. Una fina capa de mortero de cemento de 1,5 cm sirvió de base niveladora para el apoyo del solado.
No se eligió otro conglomerante por la rapidez de fraguado del cemento con respecto a la cal, que nos permitió continuar trabajando en el interior a las pocas horas. En una obra tan pequeña, no hay sitio para ir a hacer otra cosa a otro lugar, por lo que la utilización de cal y su protección para el adecuado curado hubiera supuesto un parón en la ejecución de los trabajos,
El precio del terrazo fue de 3 euros/metro cuadrado.
Finalmente, se aplicó una mano de pintura ecológica al silicato.