La cimentación del nuevo edificio

El terreno presentaba piedra a partir de los 80 cm de profundidad, por lo que excavamos para apoyar el edificio en ella. 
Realizamos el replanteo con los "masones" como se llama allí al "oficial de obra", los trabajadores (vecinos que pasaban cada 2-3 dias a ver si había algo de trabajo) empezaron a excavar con herramientas típicas como picos, palas y azadas. Los mangos de estas herramientas los hacían ellos mismos, y cuando se les rompía uno, cortaban una rama recta de algún árbol cercano y se lo elaboraban allí mismo.
Pusimos "camillas de obra" idea que les gustó a los masones, y que ellos aun no conocían



La complejidad vino en la elección de los materiales para el hormigón, ya que no existen canteras ni centrales de hormigonado como en España las conocemos.En esta región de Kenia, la arena la sacan de los ríos, cargándola con palas en una camioneta, y la grava (no hay en los ríos cercanos) la sacan machacando piedras de gran tamaño con martillos. 
Fue complejo conseguir una granulometría progresiva para el hormigón, pero lo conseguimos con esfuerzo, búsqueda y regateo de precios!!!
Desde luego, yo me quede fascinado con la relación tecnología-calidad que estos trabajadores conseguían, es verdad que en España las cosas se hacen con algo más de detalle, pero si estos trabajadores dispusieran de los medios que tenemos en España, seguramente lo harían mejor que nosotros, pongo imágenes del esfuerzo que suponía traer arena, grava, o incluso cortar una varilla de ferralla, fijaros por ejemplo que sierra utilizaban.


Primero realizamos unos 10 cm de hormigón de limpieza que nos sirvieron para probar distintas dosificaciones de granulometrías, después, unos 30 cm de zapata de hormigón armado.
Realizamos una serie de hendiduras en el hormigón fresco para permitir que cuando coloquemos la piedra, el mortero fresco que hará de junta o conexión entre la piedra y la cimentación tenga una mayor traba o adherencia, al introducirse en estas hendiduras. Esta aportación también les gusto mucho a los masones.



Ya hecha la zapata corrida, realizamos un segundo replanteo en algunos puntos (ya que movieron alguna camilla durante el hormigonado) y como solo tenían una pequeña escuadra, decidí utilizar el triangulo 3-4-5 para asegurar que las esquinas eran perpendiculares.
Esta aportación también les gusto mucho a los masones, ya que no la conocían. Consiste en hacer un triangulo con una cinta métrica, de tal modo que los lados miden 3,4 y 5 metros. Este triangulo genera un angulo perfecto de 90º, que nos asegura la calidad de la perpendicularidad de las paredes.
Una vez replanteado con este sistema el trazado de los muros de piedra, colocamos piedras de hasta unos 40 cm sobre la rasante del terreno para evitar ascensos de agua, o deterioro por salpicaduras de lluvia (en España se hacía así históricamente y a esta parte se le llamaba zócalo). 

Ya sobre este zócalo de piedra, los voluntarios colocarán los adobes este verano para dar forma al nuevo edificio!!!



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